Después de tomar todos los caminos que supuestamente me dejarían satisfecho y feliz estéticamente, descubrí que la transformación estética es una estafa.
La belleza ideal es un deleznable argumento marketinero para vender productos y ojalá solo fuera eso. El concepto de belleza ideal colabora (por no decir que es totalmente responsable) del sufrimiento de muchísima gente que se desmoraliza frente al espejo en una comparación tenebrosa con aquella minoría que ostenta un cuerpo que es imposible alcanzar.
A los largo de todo el libro, en cada anécdota, en cada reflexión, en cada propuesta, describo por qué difundir la el concepto de belleza ideal es una inmoralidad y un callejón sin salida que lo único que genera es una angustia innecesaria.
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