-Gonzalo, la gente tiene que saber ésto.
-¿Te parece?
-Por supuesto. Después del libro que publicaste, no podés hacerte el boludo.
-Ok, tenés razón.
El norte argentino se destaca por su belleza natural, museos arqueológicos, arquitectura detenida en el tiempo, la amabilidad de su gente y las excursiones para conocer lo que acabo de enumerar.
Al segundo día, nos subimos a una combi para hacer la excursión a Cafayate, casi
Después de 1 hora de viaje, la combi se detiene en un puesto de artesanías en medio de la nada pero nutrido de una atracción marketinera: la llama. Lo que tiene en particular este animal de otros que puede encontrarse en la zona es: nada. Absolutamente nada.
El guía, antes de bajar, nos hizo algunas indicaciones.
-Miren, la llama no hace nada. –desde la combi lo pude apreciar.- Igual, hay que acercarse con cuidado, y no le toquen las orejas ni le acaricien la cabeza, porque piensan que las están atacando y escupen para protegerse. Igual, no se asusten, por lo general, solo le escupe a los feos. Sí. Fui a hacer la prueba. Era mi deber. Me acerqué con cuidado. Tomé la precaución de no tocarle la cabeza y mucho menos las orejas y…
me escupió. Un buen escupitajo.
Cabe decir que el guía de la excursión; los franceses, holandeses, y portugueses que nos acompañaban, desconocían que yo era el autor de ¡Feo! y me permito suponer, aunque con muchas dudas, que la llama también. Por las dudas, recomiendo a los feos que no pasen por allí. La turra tiene buena puntería.
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