La dulce voz de Yang Peiyi, una precoz cantante china de 7 años, inundó el estadio Nido del Pájaro, en Beijing, durante la inauguración de los Juegos Olímpicos. Pero los miles de millones que disfrutaron de la ceremonia no vieron a la verdadera Peiyi, sino a Lin Miaoke, una chica que hizo la pantomima de estar cantando la “Oda a la Patria”. Todo sea por lo que es “lo mejor para la Nación”.
Al parecer, durante el ensayo final de la canción de apertura de los Juegos Olímpicos, los miembros del Partido Comunista Chino (PCC) decidieron que la pequeña Peiyi no era lo suficientemente linda para aparecer en público. “Queríamos dar una imagen perfecta y pensamos en lo que sería mejor para la nación", declaró Chen Qigang, célebre compositor chino que intervino en la musicalización de la apertura.
Mientras que los medios se apresuran a presentar a Lin Miaoke, de nueve años, como una “estrella en ascenso”, pocos reparan en que fue Peiyi, una chiquita regordeta de dientes salidos, la verdadera “voz de ángel” detrás de la oda. Uno de los máximos dirigentes de PCC tomó la decisión de hacer el “cambio de cara” de la joven intérprete.
Como era de esperarse, en ninguna página de Internet china pudo leerse la verdadera historia , sino que la información se filtró en la red por medio del sitio Sina.com, pero rápidamente fue sacada del ciberespacio. De hecho, éste intercambio a último momento no fue el único secretito que la prensa china se guardó: al parecer, los fuegos artificiales no habrían sido más que un artificio de la televisión moderna.
Debido a la densa bruma en el cielo chino, el set de fuegos artificiales planeados no se vio, por lo cual los organizadores recurrieron a imágenes de archivo editadas, según publicaron diversos medios británicos haciendo eco de la noticia publicada por el The Beijing Times. "Puede que se utilizaran imágenes de pies grabadas con anterioridad debido a la mala visibilidad", tuvo que admitir el vicepresidente del Comité Organizador de Pekín-2008, Wang Wei.
Quizás la niña prodigio que se presentó en la apertura de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 era en realidad un prodigio de la actuación y no del canto. Puede que los fuegos artificiales hayan sido grabados y almacenados seis meses atrás. Es más, puede que la impresionante inauguración ofrecida por el gigante asiático no haya sido más que la fanfarria de un país que intentaba mostrar su mejor imagen al mundo.
Por suerte, los Juegos Olímpicos continuaron normalmente después de eso. Más preocupantes sería encontrarse con atletas y deportistas que en realidad no son lo que parece.
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