Cuando las causas nobles se concretan, el llanto egocéntrico hay que sepultarlo en el cajón de: “No fui el pionero, pero lo disfruto también”
La organización por la liberación de la barbie (OLB), fundó sus actividades en 1993 y se esforzaron en impactar. Compraron 300 barbies y 300 Gi Joe, aquel soldado heroico, valiente, machista y patriota. Lo llevaron al comando de operaciones y mediante una rudimentaria pero peligrosa operación casera, lograron intercambiar sus pensammientos, para luego devolverlos a las góndolas. Así lograron que 300 niñas se llevaran a sus casas una barbie que lanzara frases como: “Los muertos no mienten”, o “no hay escape para los culpables”. Al mismo tiempo, 300 niños escuchaban de su heroico muñeco cargado de granadas, rifles y masculinidad: “Salgamos de compra”, o “¿Tendremos alguna vez suficiente ropa para ponernos?
Me intriga saber cuál fue la reacción de las niñas al escuchar la reflexión de su muñequita y si pensaron que era una falla de fábrica o, con simpleza infantil, creyeron poseer una barbie machona. ¿Y de ellos? , ¿Qué habrá sido de ellos?, digo, de los Gi Jo. ¿Los habrán devuelto?, ¿Se convirtieron en piezas de colección?, ¿o el muñequito fue la inspiración de una elección sexual?
Lo único cierto es que entre esta campaña y la pena de muerte a la barbie que lancé hace poco tiempo, me rindo ante la creatividad de
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