Quiero compartir con ustedes una historia que me emocionó. Mucho.
Josefina tiene 21 años y hace unos días me envió un mail relatando lo que reproduzco a continuación y con su permiso.
”Desde chiquita fui "la gordita líder" siempre simpática con muchos amigos, pero sufrí las burlas de todos: "ñoña", "gorda pedorra", "gorda fofa", "obesa" o simplemente "gorda". Alrededor de los 12 años tuve que hacer dieta por problemas de salud y para subir un poco la autoestima porque las burlas eran cada vez más fuertes. Me acuerdo que odiaba educación física. El primer día de clases la profesora nos pesaba y todos esperaban el momento en que me pesaran a mí. Me tuvieron que cambiar de colegio por esa profesora que para pesarme decía: "bueno dejamos para el último a la más obesa de todas para que nos ríamos un poco de ella". En ese momento me acuerdo que salí llorando en busca de mi mamá, también docente, que me cambió de colegio. La que en ese momento fue mi profesora después de muchas denuncias recién el año pasado la obligaron a dejar el puesto. Además de los insultos de la profesora me acuerdo que en vez de hacerme correr 10 minutos como a todas, a mí y a las gorditas nos hacían correr el doble. Todo por "gordas". Pero lo peor es que lo hacíamos a las 14hs recién comidas o sin comer y la mayoría alguna vez sufrió desmayos. Con la dieta logré bajar 15 kilos. Obviamente faltaba mucho por bajar y los fui bajando de a poco. A los 17 me puse de novia, fue una relación bastante tormentosa, que recién llegó a su fin hace pocos meses. En ese trayecto, en medio de mis depresiones, subí cerca de 15 kilos, empecé nutricionista y hasta el día de hoy voy bajando 12 kilos. Siempre como toda mujer sufrimos ese "subir y bajar de peso". Con el espejo trato de manejarme, esa soy yo y el que me quiera que me quiera como soy, tengo la suerte de tener amigas/os que me ayudan mucho con esto, pero como todo el mundo hay días que nos vemos horribles y no queremos salir de casa.”
Hoy, Jose no se olvida de su pasado, pero tiene la voluntad de un guerrero para salir adelante. Yo estoy seguro que pronto lo hará. Si algo me alegra de esta historia, es que hayan suspendido a la docente, perdón, a la torturadora. La semana que viene publicaré, si es que Jose me lo permite, otro de sus mails que tanto me conmovieron.
Tengo la fortuna de recibir, todos los días, correos de personas que no conozco y que me relatan sus historias. Recién cuando el día se está escapando me animó a leer los mails y responder. Siempre me emociono, no lo puedo evitar. Muchas veces no sé qué responder y otras, pienso que mi respuesta, quizá, no sea suficiente. Ojalá pudiera y supiera hacer más.
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