Hoy estuve en la feria del libro con el único objeto de firmar ejemplares, de ¡feo! y otros autores. Con alegría, estampé mi horrenda caligrafía en libros de García Marques, Neruda, algún Martín Fierro; revistas, folletos y una servilleta de copetín, por cierto, en pésimo estado.
Como siempre difundí, megáfono en mano, el impuesto a la belleza y la pena de muerte a la barbie. La gente con fervor aplaudió las propuestas y otra, con el mismo entusiasmo, me dedicó una acogedora ignorancia.
Fue una tarde encantadora que repetiré el sábado 10 de mayo a las 17 horas.
Ya saben, si quieren mi asquerosa letra en un libro el próximo sábado los espero.
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