Cuando Estados Unidos era una colonia inglesa, tuvo lugar un juicio que causó conmoción. Un joven pastor tenía un cerdo que se parecía a él. Al parecer, compartían una mancha en el ojo y ciertos rasgos que alimentaba la sospecha que el cerdo fuera su hijo. Los rumores se confirmaron luego de una tortura sistemática y finalmente, los condenaron a muerte a los dos.
En el colegio me llamaban cerdo, si mis compañeros hubieran conocido esta historia, seguro me sacrificaban en un recreo. Lo que estoy seguro, es que no me hubieran comido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario