José Luis Choque Quibio estaba a pocas horas de cumplir 23 años. Imprevistamente para su familia, decidió suspender los festejos y canjearlos por un cortejo fúnebre. Se ahorcó con una soga porque no soportaba las burlas.
Explicó en una carta que vivía acosado por su fealdad (tenía una malformación física en el mentón) y que ello le impedía relacionarse con normalidad. Pidió que no culpen a nadie de su muerte.
A los 12 años también pensaba en suicidarme. Tuve la valentía de arrepentirme y enfrentar mi destino antiestético. José Luis no pudo, no quiso, no lo dejaron, o no lo ayudaron. Qué no se repita.
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