domingo, 16 de diciembre de 2007

Manifiesto del Feosexual

El feosexual desafía los estereotipos estéticos con personalidad, sentido del humor y autoestima alta.

El feosexual no le teme, ni al fracaso laboral, amoroso o sexual. Utiliza los rechazos para aprender, superarse y modifica, tantas veces como sea necesario, las estrategias para lograr lo que desea.

La búsqueda de belleza es la antítesis de su existencia, disfruta de una vida disociada del espejo y la balanza, sin angustias, sin complejos y sin comparaciones estéticas.

Es consciente de que para triunfar en esta vida debe esforzarse, estudiar y prepararse más que los bellos, única forma de disputar con chances cualquier lugar en esta sociedad gobernada por el marketing del cuerpo perfecto.

No idolatra a los líderes estéticos ni intenta ser como ellos. No se deja llevar por las modas y asume un comportamiento consumista racional y no compulsivo.

Como no busca tener un cuerpo perfecto, tampoco exige en la conquista amorosa la perfección estética. Sus relaciones son más genuinas, duraderas y honestas.

Con su personalidad, su autoestima alta y su sentimiento de plena seguridad le alcanza para conseguir los objetivos que se propone, aunque su cuerpo no se corresponda con la imagen del típico triunfador.

Al feosexual no le importa bajar de peso, hace dietas saludables y esquiva el sedentarismo solo para sentirse mejor. No cuida su cuerpo como un packaching, o un envase, lo cuida en un todo.

El feosexual es una nueva forma de vida, es la búsqueda de la plenitud interna, es el fin de la belleza ideal.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Diario Clarín y la BBC de Londres.

Gonzalo Otálora admite que nunca fue un galán. Buenos Aires es una ciudad de gente bella donde las apariencias cuentan. Sus hombres sostienen que las argentinas son las más atractivas del mundo; las mujeres coinciden en la apreciación de los muchachos. Pero no todo el mundo nace bello. Gonzalo Otálora, por ejemplo, es horrible y no le cuesta admitirlo. Propone que los lindos paguen más impuestos para financiar compensaciones a los feos. Su libro, FEO, acaba de reeditarse y se vende bien. Gonzalo quiere que su mensaje llegue a todos los rincones. El ex presidente Néstor Kirchner no es un argentino típico, con esa actitud de “¿Qué me importa?”, la ropa desaliñada, nariz ganchuda y bolsas en los ojos. De acuerdo con Gonzalo, debería solidarizarse con la causa de los feos.

Diario Clarín, reproduciendo una entrevista de la BBC de Londres a Gonzalo Otálora, autor del libro feo.

lunes, 10 de diciembre de 2007

¡Feo! en Corea del Sur

-¡¡¡¡Se agrandan los ojos, en Corea los jóvenes van al cirujano para agrandarse los ojos!!!! Entonces, no existen las cirugías estéticas, sino la occidentalización estética.

-Así es, los jóvenes están obsesionados por su estética, por eso queríamos entrevistarlo. El impuesto a la belleza y el subsidio a los feos fue tema de tapa de los portales de noticias más importantes de Corea del Sur.

Antonio, el traductor de Lee Joo Young, periodista de la cadena SBS de Corea me tentó por teléfono. Nos juntamos en un bar, y a poco de comenzar se desdibujaron los roles de entrevistado y de entrevistador. Una suerte de curiosos en pugna.

Me cuenta Lee, una joven productora y periodista que vive en Corea, que allí son los jóvenes quienes más se operan, en cierta manera obligados por los padres. Puede entenderse porque no le causó tanta sorpresa saber que muchos papis argentinos le regalan a sus hijas un par de lolas en vez de una fiestita de quince. Igual sonríe, le sirve para la nota.

“La belleza en Corea esta marcada por una cara chiquita, ojos grandes (occidentales), nariz finita. Y para lograr este ideal, muchos llegan a recortarse la mandíbula”, me asegura Lee, aunque es Antonio quien me lo dice.

-Recortarse la mandíbula, que operación de mierda…- comento.

-¿Merdia?-pregunta Lee

- Shitty- le respondo con las pocas palabras en ingles que me obligué a saber.

Lee asiente. Y me hace señas con cara de shitty, como si ella jamás habría de tocarse la mandíbula.

“Hace 5 años, para un coreano, era algo vergonzoso admitir una cirugía plástica, pero ahora es casi una charla habitual en cualquier bar. Algo así como el 10% de la población retocó su cuerpo y van por más”, agrega Antonio, sin traducir nada. Sigo preguntándole a Lee, para que me traduzca Antonio.

¿Hay mucha influencia de la cultura occidental en Corea: Hollywood, la tele yanqui…?

-Sí, normal. Pero la industria del cine y la tele nacional son muy fuertes. Sin embargo, son las celebritis quienes occidentalizan sus rasgos.

-¿Hay una especie de campaña en contra de los rasgos orientales?

-No lo diría tan tajante. Sino que se tiende a una fusión. Lo mejor del oriental, y lo mejor del occidental.

-¿lo peor del oriental es la forma de sus ojos?

-No sé si es lo peor, pero la tendencia es agrandarse los ojos.

-Es curioso, porque uno identifica a primera vista a un oriental por los ojos y es precisamente eso lo que se operan. Como si fuese vergonzoso. Seguro que cuando la mayoría de los coreanos se hayan agrandando los ojos, se pondrá de moda la mirada oriental y se arrepentirán del cambio. Así funciona la estafa de la moda.

-Exacto, podemos seguir con la nota.

-Bueno, y cuando me cargaban en el colegio…

domingo, 2 de diciembre de 2007

¡Feo! en la BBC de Londres

Gonzalo Otálora, el autor de ¡Feo!, fue entrevistado por la BBC de Londres.

La nota se realizo frente a la Casa de Gobierno, mientras Gonzalo, megáfono en mano, le exponía al Presidente de la Nación su propuesta de cobrarles un impuesto a los bellos para subsidiar a los feos, regulación del uso del Photoshop en las revistas de belleza, cupo feo en las empresas, manquíes de todos los talles en las vidrieras y modelos de todos los talles y contexturas físicas en los desfiles de moda. (www.feosexual.com)
La noticia fue recogida por los portales de noticias más importantes del mundo y lo entrevistaron radios de Chile, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Colombia, Estados Unidos, Ecuador y España.

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_7113000/7113218.stm

¡Feo! en Revista Hombre


jueves, 29 de noviembre de 2007

El presidente Kirchner le agradece al autor de ¡Feo!

Señor
Gonzalo Otalora

Tengo el agrado de dirigirme a usted por indicación del señor Presidente de la Nación, para agradecerle especialmente el libro "Feo, por primera vez la historia no la escribe un lindo", que tuvo la gentileza de enviarle en la que manifiesta su historia conmovedora.
Me ha pedido también que le agradezca el reconocimiento suyo a la gestión de nuestro gobierno y vuesto acompañamiento en la construcción de un Argentina más libre, justa y solidaria.
El Dr. Néstor Kirchner le hace llegar su más cordial saludo, el que respetuosamente comparto.

Elizabeth Miriam Quiroga
Directora de Documentación Presidencial
Presidencia de la Nación






viernes, 23 de noviembre de 2007

El autor de ¡Feo! defiende a Jorge Lafauci

Gonzalo Otálora, autor del libro ¡Feo!, asegura que Jorge Lafauci no tiene que pedir perdón por haber calificado de feos a los mexicanos. Tal vez los mexicanos sean los más feos para el ideal estético imperante enel mundo, pero eso no constituye un insulto. Porque ni la belleza es una virtud ni la fealdad es una deshonra.
¡Feo! es un libro que ya va por su segunda edición en Argentina y camino a agotarse en Uruguay, a un mes de su lanzamiento. ¡Feo! cuenta la historia real de Gonzalo Otálora, quien dice haber sufrido las cargadas de sus compañeros de colegio por sus anteojos culo de botella, granos y aparatos, y cómo era rechazado por las mujeres y menospreciado en sus primeros trabajos.
El libro contó con una original estrategia de difusión, pidiéndole al Presidente de la Nación Argentina un impuesto a la belleza y un subsidio a los feos, y recorrió todos los medios televisivos, radiales y gráficos de la Argentina exponiendo sus teorías. Verdadero fenómeno mundial, ¡Feo! suscitó notas en medios de comunicación de Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel, Costa Rica, Chile, Colombia, España y Uruguay.

Dice Gonzalo Otálora:

Jorge Lafauci no tiene que pedir perdón por haber dicho que los mexicanos son las personas más feas del mundo y que la gente linda sólo está en la televisión. Incluso, hasta me animo a decir sin haber estado allí que Lafauci algo de razón tiene: quizás los mexicanos son “los más feos del mundo” en virtud del ideal estético de extrema delgadez que se ha instalado en el mundo.Y si fuera así, ¿acaso importa?
Ofenderse o calificar de racista la opinión de Lafauci es confirmar la vigencia de la tortura psicológica que imprime el inescrupuloso mercado de labelleza ideal. Hay que decirlo: ni la belleza es una virtud, ni la fealdad una deshonra, sencillamente no existen.
Todos tenemos cuerpos, talles, pesos yformas diferentes que el marketing estético intenta estandarizar para que la mayoría se sienta fea y compre los productos milagrosos que prometen aquellas figuras que aparecen en los medios de comunicación. En ese sentido, Lafauci también tiene razón: la gente linda generalmente está en la tele. Si Cristian Castro hubiera dicho que las argentinas son las más feas del mundo, se hubiera armado el mismo o peor escándalo que en México.
El estereotipo de belleza predominante, y que quizás la mayoría de los mexicanos como tantas personas en el mundo no poseen, genera una angustia innecesaria que muchas veces llega a trastornos alimenticios, y también a la muerte.
Si uno vive pendiente de la mirada de los otros y nos observamos con mirada prejuiciosa frente el espejo, desde luego que ser calificado de feo termina siendo un tormento. Y algo de autoridad en la materia tengo: durante 29 añoslo peor que me podía pasar en la vida era que me dijeran ¡feo!; me deprimía y comenzaba esa carrera desesperada por alcanzar la perfección física. Por sentirme horrible caí víctima de las dietas inescrupulosas, la visita compulsiva al gimnasio y la cirugía estética. Creía que si alcanzaba la belleza sería feliz y me di cuenta que la belleza ideal es una estafa. Cuando dejé de juzgarme frente al espejo, empecé a quererme. Desde ese día soy feliz.
Lafauci, usted no tiene que arrepentirse de nada, porque lo suyo no fue una ofensa ni mucho menos un acto racista. Lamentablemente este episodio demuestra que en México, como en América Latina toda, el peor de los insultos es precisamente el estético. Si no existiera la estafa de la belleza ideal, nadie se hubiera ofendido por una simple opinión. ¡Basta de mentiras!, terminemos con la presión de ser todos perfectos, igualitos y someternos a los dictados de la dictadura de la belleza. Y si los hermanos mexicanos son los más feos del mundo para el ideal estético, entonces, son libres.

jueves, 22 de noviembre de 2007

¡Feo! en Uruguay

Gonzalo Otálora estuvo en Uruguay presentando ¡Feo!

jueves, 15 de noviembre de 2007

¡Feo! llegó a Israel

El diario más importante de Israel, Yediot Ajronot, le dedicó dos páginas a ¡Feo!

martes, 13 de noviembre de 2007

¿Por qué los gordos y los feos causan risa y jocosidad?

El filosofo Gilles Lipovestky lo explica con sencillez en su libro "El imperio de lo efimero". La moda es un sistema original de regulación y de presión social. Sus cambios presentan un carácter apremiante, se acompañan del deber de adopción y de asimilación, se impone más o menos obligatoriamente a un medio social determinado, tal es el despotismo de la moda tan frecuentemente denunciado a travéz de los siglos. Despotismo, por otra parte, muy particular que no cuenta con mayor sanción que la risa, la burla o la reprobación de los contemporáneos.

Lo feo siempre estuvo fuera de moda.



viernes, 2 de noviembre de 2007

Ya salió la segunda edición de ¡Feo!


¡Feo! también llegó a Uruguay. En Noviembre en todas las librerías de la Banda Oriental.

lunes, 29 de octubre de 2007

Revista Noticias


Polémica: El autor del libro ¡Feo!, Gonzalo Otálora, asegura haber caído en la trampa del mercado estético y explica los engranajes de lo que considera un fraude. Revista Noticias de esta semana. Pag 60-63

viernes, 12 de octubre de 2007

¿Por qué la belleza ideal es una estafa?

Después de tomar todos los caminos que supuestamente me dejarían satisfecho y feliz estéticamente, descubrí que la transformación estética es una estafa.

La belleza ideal es un deleznable argumento marketinero para vender productos y ojalá solo fuera eso. El concepto de belleza ideal colabora (por no decir que es totalmente responsable) del sufrimiento de muchísima gente que se desmoraliza frente al espejo en una comparación tenebrosa con aquella minoría que ostenta un cuerpo que es imposible alcanzar.

A los largo de todo el libro, en cada anécdota, en cada reflexión, en cada propuesta, describo por qué difundir la el concepto de belleza ideal es una inmoralidad y un callejón sin salida que lo único que genera es una angustia innecesaria.

www.feosexual.com

miércoles, 10 de octubre de 2007

yo también cargaba a mis compañeros

En la página 35 del libro digo:

"Una de las personas que más cargaba a machocha era yo. la volvía tan loca como mis compañeros a mí. los feos en la infancia no hacemos causa común. en vez de unirnos para combatir la injuria, intentamos derivar las ofensas a otro grupo. lo único que logré fue contribuir a la mofa generalizada (perdón, Ángeles)"

Es cierto lo que dicen mis ex compañeros. Yo también cargaba. Cuando escribia el libro puede darme cuenta de todo el daño que causé, sin quererlo, quizás como mis compañeros a mí. En el libro me encargué de contarlo todo, mis virtudes y mis miserias, por eso reproduje un fragmento de Feo.
gracias
gonzalo

domingo, 7 de octubre de 2007

Solicitada al Presidente de la Nación

Diario Perfil de hoy, pag 11

Señor Presidente de la Nación, además del impuesto a la belleza para subsidiar a los feos:


· Regulación de los desfiles de moda y las publicidades para que esten representados todas las contexturas físicas, talles y pesos.

· Cupo feo en las empresas

· Plan integral en los colegios para erradicar la violencia física y verbal

· Democracia sexual: todo lindo/a que quiera acostarse con lindo/a debe hacerlo antes con un feo/a

· Regulación del uso del photoshop y el maquillaje en revistas de belleza y publicidades

· Inclusión de actores poco atractivos como protagonistas en las novelas de amor

· Maniquíes de todos los talles en las vidrieras.

· Que recursos humanos explique que significa “Buena presencia” y que se abstengan de solicitar fotos en las búsquedas laborales.

Éstas son algunas de las tantas propuestas del libro. En la argentina la democracia no existe. Lindos y feos no somos iguales ante la ley, la ley del amor, la ley del trabajo, la ley del sexo, la ley de la amistad, para los lindos todo es más fácil y para colmo nos cargan. Por una democracia para todos, desterremos la idea del cuerpo perfecto, por el fin de la belleza ideal

lunes, 1 de octubre de 2007

Llegó el día F


www.feosexual.com

Antes del viernes “Feo” estará en todas las librerías del país y por fin podrán conocer las leyes de Aristófanes. Porque después del libro todo seguirá igual, o no, ¿quién sabe? De lo que estoy seguro es que las leyes de Aristófanes no pasarán inadvertidas. En ellas, luego de 30 años de vivir como un verdadero loser descubrí cuáles son los cambios que tendría que hacer el Estado para terminar con la ventaja natural de la belleza, con los rechazos amorosos por ser feo, con los paupérrimos salarios.

En síntesis, unas leyes revolucionarias que, de aprobarse, estoy seguro, terminarán con el fraude del cuerpo perfecto y harán que los usureros de la belleza ideal me salgan a cazar con bayonetas, como se caza a los asquerosos animales... Ehhh, ahora que lo pienso, no sé si me conviene difundir las leyes…

viernes, 28 de septiembre de 2007

El bagarto del boliche.

Esperanzado, ansioso, desesperado y caliente, me sumergía en la matiné de las discos con mis compinches de aventuras desvergonzadas, Oscar, Juan, Fede y Seba.

Después de sortear al patovica, lo primero que hacíamos era ubicarnos al lado de las pibas más lindas, como si esa cercanía tuviera los mismos efectos que una transfusión de belleza y estilo.

Ellas, ni bien notaban nuestra presencia se mudaban todo lo rápido que su agilidad les permitía. Comenzar la noche al lado del pibe más feo del boliche es como un gato negro de aparición repentina, traemos mala suerte.

La explicación no es de características mitológicas. Toda señorita que hablaba conmigo se convertía inmediatamente en bagallera, es decir, si había algún pibe con deseos de encararla desistía por temor a sentirse un bagarto. Para tener éxito en los boliches, se recomienda alejarse de los feos.

Jamás bajé los brazos ni me entregué fácilmente a la desdicha. Desde luego, a los feos todos nos cuesta el doble, pero una vez que hallamos el camino somos invencibles. Y mi camino invencible fue hallar a esas damas libres de prejuicios estéticos: las borrachas.

En virtud de ellas, aprecié el sabor de muchos labios y de vez en cuando me homenajearon con frías caricias. Esos atracos alcohólicos siempre culminaban en episodios vulgares que al día siguiente me encargaba de relatar ante un auditorio de amigos y compañeros que recibía con entusiasmo festivo los detalles de mis desventuras, la mayoría de ellas presentes a lo largo de todo el libro.

Digamos que siempre gocé de las borrachas y mi auditorio, y seguramente ustedes, chochos de contentos.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Papa Noel: ¡quiero amigos!

-Sí, amigos, eso quiero Papa Noel. El año pasado te pedí lo mismo y me regalaste unos soldaditos. Me aburrí de jugar solo, quiero amigos.

- Bueno, no te prometo nada -contestó Papa Noel, rascándose la oreja.-Lo que me pedís es muy difícil, porque eso no se regala, la amistad es algo que nace del corazón.

Papa Noel me abrazó fuerte como nunca, y antes de continuar con el resto de los chicos que aguardaban impacientes en la extensa cola me dijo:

-Cuando menos lo esperes, los amigos llegarán.

Qué laburo desgraciado, me imagino al pobre hombre disfrazado de Papá Noel, escuchando los pedidos de todos los pibes y también, esos llamados pedidos de auxilio imposibles de conformar y satisfacer.

Tenía 7 años cuando fui a la tienda Harrods de la calle Florida a pedir lo que más deseaba en el mundo: dejar de sentirme solo. O, por lo menos, encontrar a alguien con quien no pelearme, ni que se burle de mí.

Al poco tiempo descubrí la mentira de los Reyes Magos y Papá Noel (pronto iniciaré una campaña para exterminarlos) y también se cumplió la profecía del hombre disfrazado de estafa roja y blanca: el amigo llegó.

Andrés, mi vecino del mismo piso fue, hasta los 12 años, mi único amigo y el único niño en la Tierra que no me cargó. Gracias a esa amistad de casualidad o providencia divina, puedo decir que tengo lindos recuerdos de mi infancia, salvo por el calvario de ir al colegio.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

El día que fui Luis Miguel

-¿Qué corte querés?

-El de Luis Miguel.

Alberto, el peluquero, aguantó la risa e hizo su trabajo. Todavía tenía suficiente pelo como para que Alberto pudiera demostrar sus cualidades. Ya no.

Llegué a casa, busqué esa remera blanca idéntica a la que el músico mexicano utilizaba en su video clip “Suave”, que era todo un boom en los 90, y me fui a bailar.

Con esa confianza extra que me otorgaba ese corte de pelo, la remera y una supuesta identificación como el doble de Luis Miguel, ingresé cual divo a la pista. Obtuve la misma respuesta de siempre, la indiferencia, hasta que sonaron esos acordes mágicos: los enganchados de Luis Miguel.

Tomé de arrebato a una señorita y me apropié del centro de la pista. Mi cuerpo desplegaba una imitación perfecta a los movimientos de Luismi. Tiraba patadas al aire, me revolcaba por el piso, gritaba y cantaba a voz en cuello. Fueron 5 minutos de gloria, un par de chicas observando mi espectáculo, mi ego por los cielos hasta que todo se disipó cuando el envidioso disk jockey interrumpió mi éxtasis con Depeche Mode.

Me acomodé el pelo, inflé el pecho, me acerqué a la piba que estaba bailando conmigo y como un eximio ganador le susurré:

-Me parezco a Luis Miguel, ¿No?

-Yo diría a Nicola Di Bari.

martes, 25 de septiembre de 2007

La desgracia del yerno esperpento

Las suegras y las mejores amigas ¿discriminan a los novios feos?

De ninguna manera, es un acto de supervivencia, respetable, honesto y hasta lógico. En el capítulo 3 describo todas las consecuencias que padecen aquellas pobres mujeres damnificadas por la aparición de un joven feo en la familia o en la amistad. Y además, enumero cuáles son las técnicas empleadas para terminar con esa desgraciada presencia.

¿Cuánto puede durar una pareja de aspectos diferentes cuando la familia, amigos, porteros y verduleros conspiran contra ella? ¿Es cierto que el divorcio en Argentina se aprobó gracias a la presión de miles de padres desesperados por separar a sus hijos de adefesios, escrachos, mamarachos, bagartos y animales?

Además de responder a estos grandes interrogantes que preocupan a toda la humanidad, expongo un gran descubrimiento: Psicopatología y biotipo de la mujeres que repiten a diario: “Ya no hay hombres” o “dónde están los hombres”. Desde luego, esos pedidos de auxilio excluyen a los feos…

lunes, 24 de septiembre de 2007

¡Y también granos!

Los anteojos culos de botella son un accesorio que llegado el momento pueden quitarse, o en mi caso, arrebatarlos del rostro por una cuestión de salubridad visual, del que me mira, obvio. Los aparatos de ortodoncia, si son removibles, pueden arrojarse al retrete en caso de urgencias y de ser fijos, con no abrir mucho la boca se puede zafar, ¡pero los granos! Ah, eso no tiene solución, son de lo peor.

Una mañana de un desgraciado día no identificado, amanecí brotado con un furioso acné que usurpó mi piel rosadita. ¡Si al menos hubieran sido un par! Pero la naturaleza no se andaba con chiquitas (salvo en el único sitio donde si jode que sea ¡chiquita!) y me adjudicó una legión de horrendos volcanes, verrugas, durezas, y diferentes formas, todas, de apariencia repugnante.

El dermatólogo enseguida sentenció:

-“Jamás vi algo así. Es un caso que se da uno en un millón. Nene, preparate, porque te va a durar un par de años”

Si hubiera nacido en Inglaterra o Groenlandia quizás no hubiera sufrido tanto. Allí, todos se saludan con la mano, pero nosotros, los latinos, somos tan afectuosos que chocamos las mejillas en un gesto tierno de saludo, salvo conmigo. Todos esquivaban mis granos extendiendo con velocidad una mano, y al día siguiente, directamente me saludaban bien de lejos. ¿Eran desconsiderados, me discriminaban, eran maleducados, me menospreciaban, eran un desprecio? No, también me transpiran las manos.

viernes, 21 de septiembre de 2007

¿El feo es un degenerado?

En el capitulo 2 me entrego a la honestidad más absoluta bajo la certeza de la prescripción de ciertos delitos. Contaré dos etapas de mi vida donde, si las chicas-víctimas y las señoras-víctimas me hubieran denunciado, hoy estaría en una prisión de máxima seguridad.

Describo cuales fueron esas actividades, cómo se realizan, los métodos y huidas posibles. Y también le adjudico la responsabilidad al Estado por haberme convertido en una especie de delincuente infantil, aunque muchos utilizaban otra frase para describirme: “el degenerado querible.”

jueves, 20 de septiembre de 2007

¿Los feos pueden trabajar?, ¿y deben cobrar?

Después de estar dos horas tiritando de frío entre una pared y el baldeo matinal de los porteros llegó mi turno.

Una empresa necesitaba un cadete y había publicado un aviso en el diario Clarín. Me recibe un hombre de unos 40 años, con toda la moda vistiendo su cuerpo, una barba recortada prolijamente y una mano bien flojita que apenas roza la mía, con un gesto de indisimulable asco que yo interpreté como un saludo.

Con esa misma mano -qué rápidamente desinfectará, pienso- me hace un gesto para que me siente.

Recuesto mi humanidad y escucho por primera vez su voz:

-¿Cómo te llamás?

-Gonzalo Otálora

-¿Qué edad tenés?

-19

-Bueno, cualquier cosa te llamamos, gracias.

A los 30 segundos estaba afuera, esquivando los baldazos del portero y con tal amargura que olvidé el frío. Mi calentura era justificada. Llevaba 3 meses buscando trabajo y siempre me despachaban sin la menor consideración.

Nunca había tiempo para explicar nada, mi condición de anteojudo y granuliento era suficiente para entender que mi aspecto era un obstáculo para conseguir el puesto. ¿Era realmente mi aspecto un obstáculo para conseguir trabajo?

En el capítulo 3 cuento la odisea de buscar trabajo siendo feo, inseguro, creyéndome bueno para nada y para colmo, sufriendo las inmorales e ilegales preguntas de Recursos Humanos, o mejor dicho, el servicio de inteligencia de las empresas.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

¡Tirá la balanza por la ventana!

El Estado tiene que prohibir la venta libre de balanzas. Es un invento nefasto que contribuye a destruirte la vida. Es como tener un tomógrafo computado en tu casa y toda vez que te duele la cabeza, te haces un estudio. ¡Qué necesidad de pesarte todos los días! Las balanzas solo deben estar en poder de los médicos y con ciertas restricciones.

De todas maneras, sugiero no juntar firmas para sancionar esta ley. A lo único que contribuiría es a aumentar la rentabilidad de aquellos que lucran con la venta ilegal de productos. Yéndonos a un futuro probable, escucharíamos a sindicalistas panzones defendiendo la ley, otros tantos legisladores de dudosos prontuario o mentirosa honradez haciendo una campaña supuestamente comprometida por las eliminación de balanzas y tanto unos como otros fundando fábricas de balanzas para venderlas ilegalmente.

Mejor, tirar la balanza por la ventana.

martes, 18 de septiembre de 2007

El feo siempre es el boludo del aula

A mis compañeros de primaria les encantaba ir al colegio. Sabían que conmigo la pasaban genial. Ellos se deleitaban con mis anteojos culos de botella y con toda la profesionalidad del quilombero escolar, se encargaban de escupirlos, esconderlos, arrancarle las patillas, rayarlos, o directamente arrojarlos por la ventana. Además de cantarme feo en la cara. Bueno, eso era un detalle.

Esos forajidos, mis compañeros, eran muy originales y creativos. A diario me sorprendían con flamantes bromas, como si hubieran hecho un post-grado en “Cómo cargar a un niño feo y reírse en su cara.”

Cuando se aburrían de mis culos de botella, me escondían los útiles, me arrancaban las hojas o directamente depositaban mi mochila en el inodoro, ante la complicidad de los maestros. Lógicamente, cuidar a un niño feo es como tenerle compasión a las cucarachas. Para ellos, maestros y verdugos, yo era una cucaracha con anteojos culos de botella.

Mi pupitre también colaboraba con los fines burlescos de mis compañeros. En él estampaban inscripciones de indiscutible origen y destinatario:

“Aquí se sienta el más feo de todos”

“Cuatro ojos + aparatos: horrendo”

“¿Es un bicho? ¿es un escarabajo? No, ¡es Gonzalo!”

Y sí, mis compañeros tendrían que haber ido presos por cargarme todos los días. Fueron unos verdaderos verdugos, pero la verdad no los culpo, yo hubiera hecho lo mismo, era horrible. En todo caso, quienes debían cuidarme eran mis maestros, pero ellos se divertían tanto como un alumno más.

El primer capítulo es un viaje intenso que va desde los primeros momentos de un niño feo hasta la explosión de la pubertad. Una gran excusa para tomar el libro como un disparador de aquellos recuerdos nostálgicos que cada tanto irrumpen y convocan al deseo de regresar a la niñez o bien, cierto alivio de saber que por fortuna, será imposible.

domingo, 16 de septiembre de 2007

¿Cómo es la vida amorosa de un pibe feo?

Ostento varios récords jamás declarados en el libro Guinness, por simple pudor. Me han dejado plantado en todas las esquinas de Buenos Aires, menos en dos, solo porque nunca me citaron allí. Elaboré una voluminosa guía telefónica de números equivocados, reúno un vasto repertorio de rechazos, tantos, que al caminar por la calle creo conocer a todas las chicas, es decir, ya las chamuye y ya me rechazaron, seguro más de un vez.

Hoy, esta colección de fracasos amorosos se lleva todas las risas en los asados y reuniones con amigos, cuando por más de 3 horas relato las mejores y más emblemáticas técnicas de: “cómo desprenderse para siempre de un chico feo” y “cómo hice para evitar que se desprendan de mí”

A la distancia me cago de risa pero en ese momento, cada una de esas infinitas salidas frustradas, cada uno de esos miles de teléfonos equivocados y cientos de plantones esquineros, me arrebataban la sonrisa de la cara y me apuñalaban de dolor el alma.

¿Cómo es vivir pensando que nunca te besarán?, ¿Cómo es vivir creyendo que jamás dirán “te amo”? Y todo por sentirte feo.

En el capítulo 2 cuento cómo es la vida amorosa de un pibe feo, sin dinero, sin fama, sin poder, sin ir a un reality, sin facha y con chizito incluido, es decir, sin nada.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Los niños feos arruinan la economía de la familia

Para ingresar sin discusión, al club de los feos, es condición fundamental haber sido ensamblado en el outlet de la humanidad.

A los 3 años inicié mi periplo sanitario, rentable para los médicos, oneroso para mis padres.

Me atribuyo la exclusividad como ser humano (aunque muchos aún hoy se preguntan si en verdad lo soy) de tener extrema precaución en la utilización de desodorantes porque se me infectan las axilas, duermo en una cama inclinada 20 centímetros por ser alérgico a los ácaros y tuve sarna, como los perros, ¡lo más lógico para un feo!

Apenas un bosquejo de los más de 15 episodios inverosímiles que me permiten conjeturar que no debe existir otro ser humano (insisto en llamarme así, a pesar de los escépticos) que reúna tamaña cantidad de estorbos que obstaculicen el normal desarrollo de la vida y que a veces genere repulsión en terceros, cuartos, quintos, en fin, toda la población entera.

A modo de confesión, brindo mi historia clínica como descargo a los comprensibles reproches de mis hermanos, que me acusan de haber arruinado la economía de la familia.

Como dato estadístico agrego: ya llevo 12 operaciones con anestesia local y 10 con anestesia total Y todas, por suerte, sin mayor trascendencia. Sin contar las cirugías estéticas, que desde luego, merecerán un capítulo destacado en el libro, que con propiedad y creo que ya, sin discusión, se ha ganado el título de ¡Feo!

Cita a ciegas con un feo

Estaba en una esquina esperando a esa chica que conocí por teléfono. Era la primera cita a ciegas de mi vida. Llevé un pañuelo blanco para que me identifique, bueno, con decirle que era feo hubiese alcanzado, pero no lo hice. A los 10 minutos una chica rubia de cuerpo atractivo clavó sus ojos en mi pañuelo blanco. Levantó la mirada y se detuvo en mis ojos, ocultos tras mis antojos culo de botella de tonalidad mate, en composé con mis granos y zapatos. Cuando me identificó, se dio vuelta y empezó a correr desesperadamente. Cruzó la avenida Corrientes en rojo, sin impórtale que un auto pudiera matarla. Claro, si alguien la veía conmigo el final era el mismo.

Esta arriesgada huida me sirvió para entender que sería muy difícil conquistar a una chica a ciegas y, desde luego, con los ojos abiertos también.

A los feos todo nos cuesta el doble y nos pagan la mitad.