miércoles, 4 de agosto de 2010

charla de café con un amigo

-El impuesto a la belleza que proponés no sirve para nada.
-¿Por qué? Para mi es fundamental erradicar las bromas hirientes, el desprecio al feo, al distinto.
-Es muy loable tus pensamientos. Pero no sirve para un carajo. Mirá, los que cargan a los feos no lo hacen para reírse o molestar, incluso, escuchá lo que te digo, ni siquiera para humillar. Lo hacen porque ellos identifican en el otro, los feos, sus propias inseguridades, frustraciones y sobre todo, el espantoso temor a no ser queridos o a ser rechazados por su aspecto.-
-Entonces, el día que los feos dejemos de ser estigmatizados, ¿será el fin de las bromas hirientes?
-Los feos dejarán de ser objeto de burlas, pero no significa que desaparezcan las bromas, ya que otro grupo o “tipo” de persona serán los depositarios de las frustración del resto, incluso, de los mismos feos.
-¿Es posible pensar una sociedad donde no existan las humillaciones por el aspecto o la condición social?
-Claro que sí. Y tengo la sensación que será muy pronto.
-¿Cuándo?
-El día que no quede ningún humano sobre la tierra.

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